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¿Agradecer o AgradeSER?

  • Foto del escritor: Heyde Patricia Zuluaga Arias
    Heyde Patricia Zuluaga Arias
  • 7 ene
  • 4 Min. de lectura

Estuve bastante tiempo pensando sobre qué quería escribir en la segunda entrada del blog; no quería hacerlo forzado. Hoy, viendo una foto de cuando era niña, le agradecí a esa pequeña por llenarme de sueños, y se me ocurrió escribir sobre el agradecimiento.


¿Qué es el agradecimiento? Según la RAE (sí, ya sé, ¡qué ñoña!), agradecer es sentir gratitud. La verdad, me pareció una definición tan plana que decidí hacer la mía. Probablemente esta nueva definición esté influenciada por la infinidad de libros y artículos que he leído y podcasts que he escuchado.


Antes de construir una definición, me gustaría hablar de algunas cosas que me han traído hasta aquí. Hace nueve años, tuve una pérdida muy grande en mi vida. Con ella no solo vino la incertidumbre, sino también una serie de sucesos muy fuertes que me obligaron a tomar decisiones. Me sentía literalmente sin rumbo, y mi mente solo pudo disociarse y, casi casi, desaparecer. En ese momento llevaba unos cuantos meses tomando terapia (gracias a Dios por ese ángel que me guio y que sigue siendo parte de mi vida).


Cuando el cuerpo está sometido a un nivel alto de estrés, muchas cosas se vuelven un caos, y tomar decisiones se hace casi imposible. Estar sometida por tanto tiempo al efecto del cortisol alteró todos mis sistemas. Con amor y paciencia, fui guiada hacia nuevas formas de pensamiento que me llevaron (prácticamente obligada) a cambiar mi mentalidad. Solía ser otra persona y, a pesar de siempre haber tenido una sensibilidad especial, decidí ignorar esos dones. Pero esa nueva forma de pensar me estaba llevando por un camino distinto. Meditar, aprender sobre espiritualidad, ángeles y muchas otras cosas fue lo que me salvó en ese momento. De todo, lo que más me costó —y también lo que más cambios me generó— fue aprender a agradecer.


¿Agradecer por semejante "tragedia"? Sí, me costó años entender. Hoy veo que cada suceso tiene una explicación y una razón de ser. Cada persona, cada situación, cada pensamiento cumple una función y es la razón por la que estamos donde estamos.


¿El agradecer es un verbo? Sí, según la definición que vimos antes. Pero para mí es más un estado del SER. Es la capacidad de ver belleza aun en las situaciones más adversas; es encontrar posibilidades de crecimiento en uno mismo, bondad en las personas y en los momentos que nos retan, y, por supuesto, también en todo lo bello de la vida.


Agradecer por lo bonito que tenemos es suuuuuper fácil, ¡obvio! Pero el reto principal —y el que más canas me ha sacado— ha sido sentir agradecimiento por lo difícil, por lo que nos saca lágrimas: las pérdidas, la muerte de un ser querido, un despido, una ruptura. Todo eso que calificamos como "malo". Cuando mi psicóloga me presentó esa posibilidad, estaba al borde de la locura y me pareció absurdo. Pero hoy, casi nueve años después, puedo decir que ha sido la práctica espiritual que más me ha fortalecido.


Aquí quiero hacer una aclaración: no estoy hablando de una positividad tóxica. Obviamente uno puede enojarse, sentirse frustrado y gritar que es injusto. Eso es natural. Pero, ajá... igual, con enojo o sin él, la situación probablemente va a ser la misma. Entonces, ¿cuánto tiempo le vamos a dedicar al enojo y la rabia? Pongámonos una fecha límite, que somos humanos y tenemos derecho a refunfuñar. Pero también abramos la mente a que cada revés trae consigo algo hermoso, un aprendizaje. Finalmente, vamos a atravesar ese momento. Mi propuesta es: ¿y si lo hacemos desde el agradecimiento? La misma ciencia respalda esta práctica.


Para no extenderme mucho, lo que quiero compartir es que podemos abrirnos a nuevas posibilidades, a otras formas de ver la vida. Yo sigo aprendiendo y cambiando lo que no me funciona (¡y me falta muchísimo todavía!), pero puedo decir que buscar belleza en lo "malo" me ha ayudado a transitar esos momentos con más calma y paz.

 

Bueno, y entonces, ¿qué es agradecer? Para mí, es un estado del SER en el cual puedo sentir paz y ver la belleza y el aprendizaje que viene con la cotidianidad y con las adversidades. En ese orden de ideas, me gusta más hablar de AgradeSER.


Por favor, no demos por sentadas las cosas, la vida misma y las ganas de vivir. No hay tesoro más preciado que recuperar las ganas de vivir, la salud, la familia, el trabajo, los amigos. Y no, la vida no es fácil (de eso sí que sé), pero ya que estamos en el juego, ¡atrevámonos a jugarlo!


Mi propuesta para hoy es que, poco a poco, empieces a introducir el agradecimiento. Cambia la retórica del reclamo y del ¿por qué a mí? por agradecimiento y pregunta: ¿para qué? ¿Qué aprendizaje trae esto? Al principio puede sentirse falso, ¡no pasa nada! Con el tiempo, se vuelve verdad. Hazlo unos días por curiosidad y, ¡me cuentas!


Gracias por acompañarme hasta aquí. No pretendo nada más que escribir para ayudarme en mi proceso terapéutico, y agradezco profundamente tu compañía.



 
 
 

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