Eternamente Temporal

Hay un café al que suelo venir hace muchos años, más de 10, tal vez 13, en la 100 con autopista (los de Bogotá me entenderán). Hoy pensé en lo temporal que es todo; aquí he llorado con tanto dolor que creí morir, he tenido charlas con muchos amigos, y sobre todo, he venido sola a tener un espacio de reflexión.

El sol de hoy me hace querer mucho más a mi ciudad, aún con su caos, porque sí, mi amor por Bogotá varía con el clima.

La temporalidad es algo tan constante, y que en un momento de intenso dolor somos incapaces de ver; pensar que eso va a ser para siempre nos anquilosa en el sufrimiento. Pero hoy me ha sucedido que algo hizo clic adentro; ni yo logro entenderlo, pero puedo apreciar cada cosa que sucede, y con la calma que los años, a la fuerza, me han venido exigiendo... por fin estoy aprendiendo a vivir en el presente.

Hoy le dije a alguien con quien conversaba que siento que algo ha venido cambiando dentro de mí, y se siente bien. Pido que se repita por siempre, que sea un "temporalmente por siempre".

¿Cómo lo logré? No tengo idea. Tal vez años de terapia, de leer una cantidad incontable de libros, de meditar, de aprender a respirar, y, a pesar de querer renunciar mil veces, prometerme que, así solo pueda el 1%, lo voy a dar por mí.

Siento que lo más importante ha sido resignificar todo lo que he vivido. Al principio me parecía un concepto tan bizarro y ridículo a la vez... "¿Cómo? ¿Con todo el daño que me han hecho?" Esa era mi narrativa hasta no hace mucho. Y sí, han sido años muy retadores, pero de un inmenso crecimiento que hoy puedo decir han sido el catalizador de lo que, con tanta ligereza, ahora la moda llama "despertar".

¿Cómo? Todavía no sé cómo he llegado hasta aquí. Solo sé que hoy estoy bien y espero que sea "Eternamente Temporal".